domingo, 16 de junio de 2013

Nuevo programa al aire






Al proyecto de divulgación y socialización del conocimiento que adelanta el CIGIR, iniciado con el programa radial Información ¡A todo riesgo!, que desde hace más de 2 años y medio se transmite por la emisora Éxitos 100.9 de Mérida, y que incluye además una página semanal en el Diario de Los Andes (además de varias secciones en páginas web) se suma ahora el programa Aquí se habla del riesgo, que desde el pasado sábado 15 de junio inició sus transmisiones en la emisora ULA FM 107.7
Esta vez se trata de un programa de 30 minutos centrado en la labor universitaria en el tema de la gestión de riesgos de desastres, ya que es la comisión respectiva, la que propuso y avaló la existencia de este nuevo programa. El invitado en el espacio inaugural fue el doctor Raúl Estévez, precisamente presidente de la Comisión Universitaria de Gestión de Riesgos de Desastres de la ULA.
El programa puede ser sintonizado los sábados de 8:30 a 8:55 de la mañana en la ya mencionada emisora de la ULA. 

El municipio: el mejor territorio para la gestión de riesgos


Luego de las exitosa Jornada Municipal de Gestión de Riesgos de la Zona del Páramo, la gente de Protección Civil Mérida ha quedado con un buen sabor en la boca en lo que respecta a la importancia del trabajo con los gobiernos locales. De allí que, a futuro, la acción en estos escenarios se pinte como prioritaria.









Aunque la primera experiencia de trabajo con los gobiernos municipales fue en el Valle del Mocotíes, en unas jornadas que se cumplieron hace algunos años en Tovar, la reciente realización de las I Jornadas de Gestión de Riesgos en la Zona del Páramo, retificó ante los ojos de Protección Civil Mérida que el camino del trabajo mancomunado con los gobiernos locales es un camino que se debe seguir labrando.

Así lo expusieron en el más reciente programa radial de Información ¡A todo riesgo! los funcionarios Saúl castillo y Daniel Zerpa, ambos de la División de Capacitación y Formación Ciudadana de Protección Civil Mérida.

Ellos fueron parte del equipo encargado de organizar el trabajo que inició y coordinó la delegación de Protección Civil en el municipio Cardenal Quintero con respecto a la búsqueda de apoyo del gobierno municipal para efectuar unas jornadas que se efectuaron a propósito del aniversario número 10 de la llamada Vaguada de Pueblo Llano, que afectó a ese municipio a varios sectores de la población de Santo Domingo.

Para Castillo y Zerpa, lo que las jornadas demostraron es que es posible llegar a varios sectores claves de la comunidad mediante actividades organizadas con toda seriedad formativa y que en tales escenarios las autoridades locales adquieren una nueva noción de lo que significa el tema de la gestión de riesgos.

“Ahora pensamos en abordar otros sectores del estado Mérida como los Pueblos del Sur- que ha quedado muy motivado por lo logrado en el Páramo – y otras zonas del estado Mérida”, explicó Zerpa.

El ejemplo de las guardianas








En la ciudad de Manizales, Colombia, se lleva adelante un proyecto cuyo atractivo nombre ya delata la importancia de la mujer en el tema de la gestión de riesgos: Guardianas de la Ladera. 
Este proyecto permite establecer importantes puntos de comparación entre esa experiencia (junto al ámbito físico espacial que la justifica), y la situación, más bien urgencia, que existe en otros espacios urbanos latinoamericanos en cuanto al desarrollo de propuestas que logren ser activadas a favor de la vida desde la perspectiva de políticas integrales de gestión de riesgo.
Las guardianas se encargan, entre otras actividades, de estabilizar taludes y hacen mantenimiento preventivo que evite el colapso de estructuras mitigadoras de los derrumbes y deslizamientos, en ciertas comunidades con alto factor de riesgo ante movimientos de masas.
En el caso venezolano, algunas ciudades andinas presentan ciertas condiciones que alientan la posibilidad de replicar un proyecto inspirado en las ahora ejemplares Guardianas.
Por ejemplo, por compartir ciertas semejanzas en los aspectos físicos espaciales, culturales y de escala económica con la ciudad de Manizales,  la ciudad  de Mérida puede ser candidata a desarrollar su propia experiencia, versión de la labor de esas damas que resguardan las inestables laderas.
Tanto Manizales como Mérida son capitales de los referidos estados; la primera con una zona metropolitana de poco más de 400 mil habitantes y la segunda – Mérida – con un área metropolitana prácticamente con esa misma cantidad de residentes (440 mil según proyecciones para el año 2008 del Instituto Nacional de Estadísticas, INE).
En cuanto a sus condiciones físicas espaciales y ambientales (las de Manizales y Mérida) se dan también varias similitudes. Con una elevación de 2160 msnm y una  temperatura  de entre 18  22 grados centígrados, Manizales se emparenta con una Mérida de 1650 msnm y una temperatura entre 18 y 24 grados centígrados. Ambas son ciudades de montañas con economía basadas en tres renglones idénticos: la agricultura (Manizales fundamentada en el café, Mérida más diversificada), la actividad universitaria y el turismo. Por su ubicación geográfica, en Manizales se pueden disfrutar diversos paisajes, tales como: nevados, bosques, montañas y valles. Caso similar al de Mérida.
En Mérida, pese a los avances en la materia, no existe todavía “un programa integral de capacitación y cultura ciudadana” al menos no con el agregado de incorporar actores socialmente vulnerables a sus filas, tal como las madres cabeza de familia representadas por las guardianas. Veamos ese ejemplo y, si podemos, sigámoslo.

domingo, 9 de junio de 2013

En “Una tarde de fin de mundo” explicarán los desastres





Al cine siempre le han agrado los escenarios apocalípticos. Desde Hollywood se nos presentan cantidad de películas con olas asesinas, terremotos que sobrepasan la lógica y períodos glaciares que aparecen de la mañana a la tarde. Muy entretenido, sí, pero es hora de que los expertos nos digan si parte de esa fantasía tiene algo de verdad.





Películas famosas con nombres como Terremoto, Tornado, El día después de mañana, 2012, 10.5: Apocalipsis, entre otras, han sido todo un éxito en las taquillas de los cines.
Estos filmes hablan de un marcado interés de los grandes estudios cinematográfico – sobre todo los de Hollywood - por reproducir situaciones de desastres, basados en los temores ancestrales de la geste. Y demuestran también que a la gente le gusta ver los desastres desde una butaca mientras comen cotufas.
Regularmente estas  producciones de cine echan mano de cierta información real – digamos científica-  sobre el origen y desarrollo de eventos naturales. Pero a ese punto de partida suelen agregarse una serie de ingredientes que buscan hacer más emocionante la película. El resultado es una alta dosis de adrenalina para los espectadores pero como subproducto puede quedar una percepción errada de cómo operan los desastres.
Para contribuir a despejar mitos y falsedades sobre este tema, el  viernes 21 de junio, a las 4:30 de la tarde, se estará efectuando el cine-foro “Una tarde de fin de mundo”, en la que serán presentadas cinco famosas escenas de desastres en el cine, las cuales serán luego comentadas y explicadas – en sus mitos y verdades – por especialistas del Centro de Investigación en Gestión Integral de Riesgos (Cigir).
Esta actividad es organizada por la Red de Acción Social de la Iglesia (RASI) organización en la que hacen vida otras redes interesadas en el tema de los desastres como las Redes Locales de Gestión de Riesgos de Mérida, de la cual forma parte el Cigir. En este caso las Redes Locales colocan esta actividad como parte de la agenda de RASI para que con una voz organizada más potente, asista el mayor número de personas a la actividad. Hay que advertir, no obstante, que la capacidad de la sala es de máximo 50 personas.
La entrada es libre pero se pide la colaboración de las infaltables cotufas y refrescos, para darle un marco cinéfilo a la jornada.
El cine foro “Una tarde de fin de mundo” se realizará el día y hora ya mencionados en la sede de Uniandes, ubicada en la Urbanización Los Sauzales, en la vereda 2, casa No. 8 (tiene un gran aviso de Uniandes). Eso queda a 50 metros del semáforo que da a Los Próceres.

Página Web de la UNISDR reseñó encuentro de Redes Locales



"San Pedro de los Altos, Venezuela, 27 de abril, 2013 – A fin de propiciar una mayor gobernabilidad en la reducción de desastres y continuar con los esfuerzos de vinculación interinstitucional e intersectorial  para  influir en cómo se asume la gestión del riesgo, 30 representantes de 7 Redes Locales de Gestión de Riesgos de los estados Anzoátegui, Aragua, Lara, Mérida, Miranda, Trujillo y Zulia, participaron en el Encuentro Nacional de Redes Locales de Gestión de Riesgos, en San Pedro de los Altos, estado Miranda, República Bolivariana de Venezuela."

Así comienza la reseña que hace la  Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción de Desastres (conocida por sus siglas UNISDR) en referencia al más reciente encuentro de las Redes Locales de Gestión de Riesgos. La importante mención en uno de los portales más reconocidos del mundo en materia de gestión de riesgos y reducción de desastres va a tono con el crecimiento que poco a poco ha ido alcanzando el proyecto Redes Locales de Gestión de Riesgos en el territorio venezolano.

El resto de la interesante reseña, que se centra en el II Encuentro Nacional de Redes Locales, puede ser leído accediendo directamente al siguiente enlace de la UNISDR.

ANALISIS / El terremoto no tiene la culpa






Una expresión, que suele pronunciarse a cada rato cuando nos referimos a los desastres y que, por cierto, los medios aún siguen machacando, es aquella que señala que los desastres son naturales.
Por ejemplo: aquellas lluvias intensas que en diciembre de 1999 cayeron sobre el estado Vargas, en la costa norte de Venezuela, produjeron la ya conocida Tragedia de Vargas. Para los medios, e incluso para muchos funcionarios públicos y autoridades, aquello fue “un desastre natural”.  Lo dicen porque al estar presentes las lluvias, pareciera que fue precisamente la naturaleza que se “ensañó” contra las personas.
Esta expresión “desastres naturales”  ha sido cuestionada por aquellos que tienen algo que decir en el tema de la gestión de riesgos de desastres. Por ejemplo, para los especialistas que hacen parte de la Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina, LA RED, los desastres no son naturales. Tal vez a usted le pueda sonar raro eso de que los desastres no son naturales porque  evidentemente  cuando nos muestran en los medios los grandes desastres siempre hay por allí un terremoto, un huracán, un tornado, un volcán, una sequía un fuego, un derrumbe, asociado a las muertes y a la calamidad. Todos estos elementos, nada más y nada menos son expresión de la naturaleza. Entonces ¿Por qué algunos expertos en el tema salen a decir que los desastres no son naturales?
La respuesta es porque ni el terremoto, ni la lluvia, ni el tornado, ni el huracán, ni mucho menos el volcán, existen y se activan para provocar desastres. Son todos estos fenómenos, eventos naturales que durante toda la historia de la tierra han estado presentes sobre la faz del planeta.
Además, recordemos que en anteriores comentarios hemos afirmado que el desastre no existe porque haya terremotos, lluvias y derrumbes, sino porque el ser humano construye vulnerabilidad frente a estos fenómenos. Para que un terremoto lo afecte, usted no solamente tiene que vivir en una zona sísmica sino que la estructura donde habita debe presentar algún tipo de vulnerabilidad física, por ejemplo, haber sido construido sin ningún tipo de criterios sismoresistentes. Igualmente, una lluvia intensa por sí sola no es causal de desastres a menos que usted viva, por ejemplo,  en las proximidades de un río con capacidad de generar fuertes crecidas.
En resumen, los eventos naturales sólo son expresiones de la dinámica de la tierra. Lo han sido durante millones de años y lo seguirán siendo durante millones de años más. El desastre no tiene que ver con estos fenómenos – aunque estén asociados a ellos – sino a nuestra incapacidad de entender la relación que debemos establecer con nuestro entorno natural.

Para construir bien






Una vez más la arquitecto Klaudia Lafaille, del Comité Organizador del  Curso “Gestión de riesgos para profesionales de la construcción”, recordó la realización de esta importante actividad formativa.
Serán cinco módulos estructurados para desarrollarse desde este próximo 13 al 28 de junio.
El curso tiene como objetivo fundamental actualizar, en cuanto al manejo de información pertinente, a aquellos profesionales de la ingeniería y arquitectura que prestan servicios para la Oficina de Planificación y Desarrollo de la ULA así como sus similares de la sección de ingeniería y mantenimiento de la misma universidad.
Los organizadores de la actividad son  el Centro de Investigación en Gestión Integral de Riesgos (CIGIR) y el Centro de Investigación de la Vivienda y el Hábitat (CIVHA).
Si quiere participar los teléfonos 2401940 y el 2401941 (del CIVHA), están a la orden en horario corrido de lunes a viernes. Allí usted puede recibir información sobre costos, lugar del curso, requisitos y otros detalles de la actividad.