Una expresión, que suele pronunciarse a
cada rato cuando nos referimos a los desastres y que, por cierto, los medios
aún siguen machacando, es aquella que señala que los desastres son naturales.
Por ejemplo: aquellas lluvias intensas que
en diciembre de 1999 cayeron sobre el estado Vargas, en la costa norte de
Venezuela, produjeron la ya conocida Tragedia de Vargas. Para los medios, e
incluso para muchos funcionarios públicos y autoridades, aquello fue “un
desastre natural”. Lo dicen porque al
estar presentes las lluvias, pareciera que fue precisamente la naturaleza que
se “ensañó” contra las personas.
Esta expresión “desastres naturales” ha sido cuestionada por aquellos que tienen
algo que decir en el tema de la gestión de riesgos de desastres. Por ejemplo,
para los especialistas que hacen parte de la Red de Estudios Sociales en
Prevención de Desastres en América Latina, LA RED, los desastres no son
naturales. Tal vez a usted le pueda sonar raro eso de que los desastres no son
naturales porque evidentemente cuando nos muestran en los medios los grandes
desastres siempre hay por allí un terremoto, un huracán, un tornado, un volcán,
una sequía un fuego, un derrumbe, asociado a las muertes y a la calamidad.
Todos estos elementos, nada más y nada menos son expresión de la naturaleza.
Entonces ¿Por qué algunos expertos en el tema salen a decir que los desastres
no son naturales?
La respuesta es porque ni el terremoto, ni
la lluvia, ni el tornado, ni el huracán, ni mucho menos el volcán, existen y se
activan para provocar desastres. Son todos estos fenómenos, eventos naturales
que durante toda la historia de la tierra han estado presentes sobre la faz del
planeta.
Además, recordemos que en anteriores
comentarios hemos afirmado que el desastre no existe porque haya terremotos,
lluvias y derrumbes, sino porque el ser humano construye vulnerabilidad frente
a estos fenómenos. Para que un terremoto lo afecte, usted no solamente tiene
que vivir en una zona sísmica sino que la estructura donde habita debe
presentar algún tipo de vulnerabilidad física, por ejemplo, haber sido
construido sin ningún tipo de criterios sismoresistentes. Igualmente, una
lluvia intensa por sí sola no es causal de desastres a menos que usted viva,
por ejemplo, en las proximidades de un
río con capacidad de generar fuertes crecidas.
En resumen, los eventos naturales sólo son
expresiones de la dinámica de la tierra. Lo han sido durante millones de años y
lo seguirán siendo durante millones de años más. El desastre no tiene que ver
con estos fenómenos – aunque estén asociados a ellos – sino a nuestra
incapacidad de entender la relación que debemos establecer con nuestro entorno
natural.