Los datos que manejan los organismos internacionales estiman que entre el año 2000 y el 2012 la Tierra perdió 2,3 millones de kilómetros cuadrados de bosques a causa de la explotación forestal, los incendios, plagas o tormentas. La falta de esa masa vegetal se cuenta entre los detonantes de los desastres. Por eso reforestar es una obligación que salva vidas.
Adelfo Solarte
adelfo.solarte@gmail.com
Aunque el planeta Tierra ganó 800 mil km2 de bosques nuevos en la última década, el hecho de que haya perdió 2,3 millones de Km2 en ese mismo periodo deja un saldo negativo de una pérdida neta de 1,5 millones de km2 en total. Eso es tres veces el territorio de España. Es un dato desconsolador y alarmante.
Y es más dramático el problema si tomamos en cuenta que esa ausencia de masa vegetal se cuenta entre las causas directas que desatan los desastres o los potencian, en todo el mundo. Particular importancia tiene la combinación entre deforestación y fenómenos hidrometeorológicos (como la lluvia).
De allí que pensar en reforestar, es decir, devolver la capa vegetal que ha sido arrasada, es una estrategia que ocupa a muchos países, gobiernos y organismos.
En el caso venezolano el problema es particularmente preocupante ya que aún no se cuenta con una política de reforestación sostenida, más allá de las leyes y los compromisos políticos, los cuales, claramente, abogan por atender el tema.
Así lo cree el ingeniero agrónomo Arnoldo Márquez, quien preside la Fundación Kyoto, una de las pocas experiencias nacionales que desde el mundo de la sociedad civil organizada promueve la adopción de modelos de atención forestal a gran escala dirigidos a atender el tema ambiental en conjunción con un modelo de aprovechamiento económico que sea sostenible.
El nombre de la Fundación Kyoto se
vincula con el Protocolo de Kioto sobre el cambio climático que es un documento
de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, y un
acuerdo internacional que tiene por objetivo reducir las emisiones de seis
gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global.
Según Márquez la Fundación Kyoto se
ocupa de “promover el desarrollo sustentable, fundamento de un Modelo de
Producción en equilibrio ecológico, en consonancia con los derechos y deberes ambientales que
asisten a los venezolanos, de proteger y mantener el Ambiente en beneficio de
sí mismo y del mundo futuro”.
Esta estrategia de la Fundación se ha venido
desarrollando a partir de un compartir activamente con el Estado la obligación
Constitucional de educar y sensibilizar
a la ciudadanía en materia ambiental, para proteger la diversidad
biológica, los recursos genéticos, los procesos ecológicos, los parques
nacionales, monumentos naturales y demás
áreas de especial importancia ecológica,
a fin de garantizar que la población se desenvuelva en un ambiente libre
de contaminación.
Estar
atentos
Arnoldo Márquez considera fundamental que
el tema de la reforestación sea visto en sus totales implicaciones ambientales.
Por ello, no duda en señalar a los procesos
de deforestación como factores directamente relacionados con los desastres que
se han presentado en el país y en lo específico en Mérida.
Situaciones como las sufridas por Santa
Cruz de Mora, tras la vaguada, se vieron influidas por la clara deforestación
que ocurre en las cuencas altas del Mocotíes.
“Venezuela está ubicado como país entre los
10 primeros con problemas de deforestación. En el caso concreto de Mérida
tenemos cifras que indican que mil 500
kilómetros cuadrados del territorio han sido arrasados por la tala y la quema
indiscriminada, a veces con el pretexto de aumentar la producción agrícola, o
para la cría de ganado”, reveló Márquez.
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