En un orientador editorial el Diario El
Litoral, ubicado en la ciudad de Santa Fe, en Argentina, analiza la importancia
de fortalecer a los gobiernos locales y la participación de la comunidad en la
toma de decisiones como temas claves en la gestión de riesgos. La ciudad de
Santa Fe es famosa por sus avances en materia de gestión de riesgos pero, a la
par, por enfrentar inundaciones que han puesto a prueba la solidez
institucional y la capacidad de organización del gobierno y sus ciudadanos.
Las ciudades deben enfrentar situaciones de desastres pero también la responsabilidad de revisar su actuación frente a esos sucesos para avanzar en el camino de la gestión de riesgos.
La
resiliencia, definida como la capacidad de superar una situación adversa o
límite, y salir fortalecido de esa experiencia, aparece desde hace algunos años
como tema central en la gestión de varios municipios latinoamericanos y del
mundo.
Es
también uno de los conceptos que estuvo presente en el Congreso Mundial de
Derecho, Política y Gestión de Riesgos de Desastres que reunió en la ciudad de
Santa Fe, de Argentina, a juristas,
académicos, científicos y autoridades de gobierno para aportar, entre otros
puntos, a las agendas internacionales en torno a la reducción y gestión de los
riesgos de desastres, y a la elaboración de recomendaciones y propuestas con
vistas a próximos foros en esta materia.
Santa
Fe tiene mucho para sumar: la capital santafesina obtuvo el reconocimiento de
Naciones Unidas como ciudad modelo en la campaña Ciudades Resilientes y recibió
en 2011 el premio Sasakawa por haber realizado esfuerzos significativos en la
reducción del riesgo de desastres. Tal reconocimiento la coloca en un lugar de
alto perfil, tanto en materia de participación a través de las experiencias ya
desarrolladas, como de acciones concretas “puertas adentro” de la gestión
urbana.
La
catástrofe de 2003 (inundaciones) dejó al descubierto la ausencia no sólo de
obras para evitar el desborde del río Salado sobre la ciudad, sino también de
planes para hacer frente a ese fenómeno y para acompañar rápidamente a los
damnificados.
Cuatro
años después, en este caso por lluvias, la ausencia de un proyecto que permita
minimizar el daño y restablecer la normalidad luego de una lluvia inusual
volvió a ser evidente; miles de familias debieron abandonar sus hogares,
nuevamente ganados por el agua.
Desde
entonces cambiaron planes y gobiernos, se incorporaron al uso común términos
que resultaban ajenos más allá del ámbito técnico y científico, y se decidió
trabajar a conciencia en la prevención y la concientización.
La
importancia de fortalecer a los gobiernos locales, los más cercanos a la
comunidad en el momento en que se produce una catástrofe, y la participación de
esa misma comunidad en el conocimiento de los riesgos a los que está expuesta
por habitar determinado territorio, son ahora conceptos plenamente incorporados
a la gestión pública y a los medios de comunicación.
En
Santa Fe, con una geografía típica de llanura, el río es a la vez una fuente de
ingresos económicos y un referente turístico fundamental, pero también una
amenaza. Hacia el conocimiento de esta situación, la planificación de las obras
que resulten un verdadero alivio ante el comportamiento natural de los cursos
de agua y el ordenamiento territorial para evitar la ocupación de zonas
inundables parecen orientarse los principales esfuerzos de las actuales
gestiones, con la convicción de que la reducción del riesgo no puede ser vista
como un gasto sino como una inversión. Todo lo que se haga para tener una
ciudad bien preparada, una comunidad informada y un gobierno comprometido tanto
en acciones de largo aliento como en tareas cotidianas suma para hacer real ese
concepto inicial, el de resiliencia, por el que esta capital fue reconocida.
Sobre el derecho a
saber
El
derecho a la información, otro de los aspectos abordados en el mencionado
Congreso Mundial, resulta a esta altura un aspecto vital para el correcto manejo
de cualquier plan de contingencia.
Es
que nuestra región no escapa a un fenómeno que viene creciendo de manera
sostenida y acelerada en los últimos años, como es el crecimiento de las
ciudades, todo un desafío para la gestión de los recursos naturales.
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