En las proximidades de Las González, municipio Sucre y zona epicentral de la intensa actividad sísmica, se observó el desprendimiento de rocas de las áridas montañas. /Foto Cortesía.
El nuevo temblor vespertino de
este domingo, trajo de vuelta a la mente
de los merideños no sólo el recordatorio de la actual actividad símica, viva y
dinámica como a inicios de noviembre, sino las preocupaciones que envuelven la
certeza de saber que los andes puede generar no sólo temblores inquietantes sino
también terremotos de mayor magnitud. No queda otra: hay que estar preparados.
Relación de algunas de las réplicas registradas ayer domingo, minutos después del sismo principal.
Adelfo Solarte
adelfo.solarte@gmail.com
Dos
semanas después del sismo de magnitud 5.1,
ocurrido a las 2:28 de la madrugada del pasado
7 de noviembre, en las cercanías de Lagunillas (municipio Sucre del estado
Mérida), la región se ve nuevamente sacudida por un temblor de igual magnitud
(5.1) esta vez a las 4:08 de la tarde de este domingo 22 de noviembre.
El
primer sismo – el del 7 de noviembre - había arrojado hasta la mañana del domingo
alrededor de 400 réplicas cuya magnitud, según el pormenorizado conteo que
llevan los especialistas de la Fundación
Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis) eran iguales o mayores a 2.5. En ese racimo de temblores, hubo cerca
de 20 réplicas que causaron alarma, ya que superaron la magnitud 4.0 es decir movimientos
que aunque no destructivos, sí tienen la energía suficiente como para crear inquietud
y causar ciertos daños, tal cual ocurrió.
Carretera de cuidado
En
una trágica coincidencia con el temblor del 7 de noviembre, el último sismo importante de este domingo 22 de noviembre, no sólo igualó la magnitud de su predecesor
(al marcar 5.1) sino que también sumó
una muerte, ya que las autoridades confirmaron la misma tarde del domingo, dos
horas luego del movimiento telúrico, que en la fatídica carretera Rafael Caldera
( Mérida – El Vigía), conocida también por su nomenclatura vial como Local 008,
murió el ciudadano Blas Federico Méndez, de 51 años de edad, luego de impactar
con su carro a otro vehículo que viajaba en sentido contrario. La
maniobra de los conductores ocurrió en un intento por evitar los derrumbes y caídas
de rocas que produjo el sismo de las 4:08 de la tarde.
Con
la muerte del ciudadano Blas Federico Méndez, la intensa actividad sísmica activada
en una porción de la falla de Boconó, en un tramo equidistante entre las
ciudades de Mérida y El Vigía (en las proximidades de la Laguna de Urao), suma ahora dos fallecidos, ya que, como se
recordará, el temblor del 7 de
noviembre propició la muerte del trabajador
Edgardo Salas, de la Oficina de
Comunicación Institucional de la gobernación del estado Mérida.
Ambos
accidentes viales, como efectos colaterales de los sismos, suman también 6
heridos de distinta consideración.
Por
supuesto que tras estos nuevos y luctuosos incidentes en la Local 008, las
autoridades cerraron la vía (que de acceso al sistema de túneles) ya que se
esperan réplicas asociadas al movimiento principal.
Viviendas afectadas
El
fuerte temblor de este domingo 22 de noviembre también tuvo secuelas en algunas
edificaciones.
En
un reporte preliminar, difundido ayer en la tarde al calor de los acontecimientos
sísmicos, el gobernador de Mérida Alexis Ramírez, adelantó que seis viviendas fueron afectadas por el nuevo temblor. Aparentemente una vivienda ubicada en el
sector Los Araques habría presentado pérdida total en tanto un edificio de
apartamentos de 5 plantas, situado en Ejido, mostró daños estructurales (una
fisura) en una de sus fachadas.
Las
autoridades de Protección Civil Mérida deben recorrer la zona del epicentro,
tal como hicieron una vez ocurrido el sismo del 7 de noviembre. En este caso no
sólo deberán tomar nota de las viviendas afectadas en esta ocasión sino
observar qué efectos pudo haber tenido el nuevo temblor en las edificaciones
que ya presentaban algún daño, tal es el caso de la famosa torre de la iglesia
de Chiguará, malograda por el remezón del 7 de noviembre.
Expectativa sísmica
Ayer
los merideños se debatían en estar pendientes de los resultados de las elecciones
presidenciales en Argentina, la ronda del fútbol profesional, los comentarios
en torno a las elecciones parlamentarias de Venezuela e incluso lo que se puede
o se puede comprar para la Navidad.
Pero
el nuevo temblor vespertino de este domingo trajo de vuelta a la mente no sólo
el recordatorio de la actual actividad sísmica, viva y dinámica como a inicios
de noviembre, sino las preocupaciones que envuelven la certeza de saber que los
andes puede generar no sólo temblores sino también terremotos de mayor
magnitud.
El
desasosiego es mayor para aquellos que viven en la zona epicentral, en el
municipio Sucre, a 20 kilómetros de la ciudad de Mérida. Muchas personas usaron
las redes sociales para manifestar su temor ante nuevas réplicas o sismos
mayores.
Otra
semana se inicia y es probable que, nuevamente, la ciudad y los pueblos se
vean, para bien, inundados de foros, talleres o conversatorios sobre lo que
está ocurriendo y lo que se debe hacer ante estas circunstancias.
Mérida,
forzada por los temblores, es una inmensa aula sísmica, tal cual la que pregona
Funvisis en sus denodados intentos por sembrar una consciencia ante la realidad
geológica que nos toca vivir. Cuando este reporte se escribía, en Mérida seguía
temblando.
El impacto vial, tras el sismo de este domingo 22 de noviembre, dejó una persona fallecida. Los temblores suman 2 muertes y 6 heridos desde que se iniciaron el pasado 7 de noviembre. / Foto Cortesía.
La Local 008 fue cerrada ayer como medida preventiva ante la posibilidad de réplicas, luego del fuerte sismo magnitud 5.1 de las 4:08 de la tarde.
Funvisis mantiene un monitoreo sobre Mérida y especialmente sobre esta actividad intensa de la Falla de Boconó. Con el temblor de ayer, este episodio sísmico se ubica entre los más importantes de la historia telúrica de Mérida.
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