Porque
así lo ha querido nuestra condición geológica, la última clase a la cual los
venezolanos hemos asistido, frente a frente, ante un terremoto destructor, la tuvimos el día 9
de julio del año 1997 en la población de Cariaco, el estado Sucre, en el
oriente de Venezuela.
Ese
día 9 de julio, a las 3:25 de la tarde, se produjo un sismo de magnitud 6,8 que
fue bautizado como el “Terremoto de
Cariaco” debido a los devastadores
efectos que el evento tuvo sobre esa población sucrense.
Según
los reportes de las autoridades, una vez contabilizados los fallecidos y visto
el alcance de la tragedia, más de 70 personas perdieron la vida, además hubo cientos
de heridos de gravedad y varias estructuras colapsadas.
Lo
más desolador de este terremoto fueron sus efectos sobre las estructuras
educativas ya que dos escuelas sucumbieron, hecho que trajo luto a las aulas. Destrucción
y muerte. Lo peor de los sismos.
Ya
nos pasó… nos puede volver a pasar
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