Inundaciones en Kasese (Uganda) / Foto: DENIVA (miembro de
Uganda de GNDR)
¿Puede haber una inundación en un pueblo cuando no ha
llovido? ¡Sí! Lucy profundiza sobre algunos ejemplos publicados en la campaña
‘365 desastres’, en los que se destaca que, frecuentemente el mal desarrollo es
el factor clave en los a veces mal llamados desastres "naturales".
Por: Lucy Pearson
Coordinadora de Incidencia
Ya hace más de 3 meses que se está llevando a cabo la
campaña ‘365 desastres’, y se ha informado de una gran diversidad de tipos de
desastres. Lo que ha quedado en evidencia es que el mal desarrollo ha sido un
factor clave en una gran cantidad de estos eventos.
El día 38 DENIVA, un miembro de GNDR, informó a la campaña
acerca de las inundaciones en Kasese, en el oeste de Uganda, que provocaron la
evacuación del hospital local y dañaron muchos hogares. Pero ese día no llovía
en Kasese. Sin embargo, sí llovía en una aldea de las laderas que se encuentra
a kilómetros de distancia. A medida que la lluvia caía por las colinas, bajando
hasta Kasese, nunca encontró un lugar por donde drenar. El drenaje en Kasese es
particularmente pobre, debido a la construcción inapropiada. En esta zona de
Uganda, ha habido una tendencia a aumentar la construcción de carreteras y
edificios, sin tener en cuenta los canales para el agua de lluvia. Esto da
lugar a que la lluvia golpee el cemento sin tener a donde ir, lo que lleva a que
se inunde a kilómetros río abajo de donde llovió.
El día 53 la campaña informó de un desastre denunciado por un
miembro de GNDR, Pattan Development Organisation, de Pakistán. El 17 julio,
treinta minutos de lluvia causaron una inundación repentina en Chitral, al
norte de Pakistán. Dos personas perdieron la vida, se destruyeron caminos, las
casas se quedaron sin electricidad, y a este conflicto se sumó que las
comunidades sufrieron la escasez resultante de agua limpia. Asimismo, en
consecuencia, se produjeron deslizamientos de tierra que causaron más daños en
las carreteras y puentes. Sarwar Bari, Coordinador Nacional de Pattan
Development Organisation, nos comentaba que "Durante la época de lluvias,
los deslizamientos de tierra son muy comunes. Cuando pasé en julio por esta
zona del norte de Pakistán, tuve que detenerme o disminuir la velocidad en al
menos 20 lugares diferentes, a lo largo de un tramo de unos 150 kilómetros,
debido a los deslizamientos de tierra". Sarwar dice que estas inundaciones
repentinas y deslizamientos de tierra ocurren con más frecuencia en los lugares
donde ha habido deforestación.
Desde 1980, cuando se comercializaban los
bosques y se abolió la propiedad comunitaria, el país fue testimonio de una
"mafia de la tierra" muy activa en Pakistán, que fue la que causó la
consiguiente reducción de la cubierta forestal a apenas el 3% del territorio
nacional. Sin la presencia de árboles que absorban las lluvias torrenciales, los
niveles de agua suben más rápidamente, y sin sus raíces que fortalezcan el
suelo, al saturarse las laderas la tierra se derrumba con mayor facilidad. Así,
pese a que la intensa lluvia durante 30 minutos pudo haber sido un factor
desencadenante en el daño observado el 17 de julio, los factores más
importantes probablemente hayan sido la tala incontrolada de árboles y la mala
gobernanza.
Finalmente, a principios de agosto, la campaña ‘365
desastres’ informó acerca de un caso de violencia en Kenya. AFOSC Kenia,
miembro de GNDR, nos informó del evento a través de Facebook, compartiendo con
nosotros el fallecimiento de 2 personas debido al enfrentamiento entre
comunidades, por desacuerdos sobre el uso de la tierra agrícola en la provincia
de Tana River. En este caso, todos los factores entraron en juego: el aumento
del costo de la tierra, la falta de mecanismos para defender los derechos de la
tierra, y la mala planificación de la tierra. Dado que las familias no pueden
pagar los crecientes precios de la tierra y que los gobiernos locales y
nacionales no defienden sus derechos a la tierra, siguen aumentando estos
conflictos por los recursos.
Estos ejemplos demuestran que, cuando se trata de desastres
que afectan a las comunidades cada día en todo el mundo, los fenómenos
naturales no pueden ser el factor más crítico que está en juego. Y es así que
los enfoques acerca de la reducción de los impactos de desastres, no pueden
centrarse únicamente en hacer frente a estos elementos naturales. Para reducir
el número de personas que fallecen en los deslizamientos de tierra, tienen que
mantenerse leyes que protejan el ecosistema y la forestación. Para reducir la
interrupción de los servicios básicos después de las inundaciones, las
metodologías de construcción deben permitir que corra la lluvia. Durante este
mes se concretaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que sustituyen
a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y cuyo objetivo es garantizar la
sostenibilidad de las personas, el planeta y la paz. La visión es la de un
mundo libre de pobreza, hambre y enfermedades, donde cualquier vida pueda
prosperar sin miedo. La comunidad de la RRD había estado presionando para que
la resiliencia no sólo fuera un objetivo intersectorial dentro
de los ODS, sino que también estuviese enmarcada como un desafío para el
desarrollo.
En el documento recientemente publicado sobre los ODS, se reconoce
la interconexión entre los desastres y el desarrollo. Pero, una vez que los
gobiernos hayan adoptado formalmente el nuevo marco, entre los días 25 y 27 de
septiembre, será importante asegurarnos de que les seguimos recordando que los
desastres son un problema del desarrollo. Sólo cuando se vean los desastres
como una manifestación de los fracasos del desarrollo, los estados serán capaces
de alcanzar los objetivos ambiciosos de los ODS, y los del Marco de Sendai para
la Reducción del Riesgo de Desastres (SFDRR). Sin este cambio en la forma de
pensar, las estrategias para reducir la pobreza será ineficaces, y nunca se
alcanzarán los objetivos de la reducción de las pérdidas por desastres. Así que
ayudémosles a recordar: comparta con nosotros y con el mundo ejemplos de los
desastres que ocurren cada día en su área, y aprovechemos juntos el ímpetu y la
atención dedicada a la aprobación en septiembre del nuevo marco del desarrollo
sostenible, para concienciar sobre cómo los fracasos del desarrollo están
causando desastres cada día.
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