lunes, 7 de diciembre de 2015

ENCUENTRO / La Iglesia asume su rol ante el riesgo sísmico

La iglesia merideña administra más de 700 templos, muchos de gran valor patrimonial. Este es un elemento determinante a la hora de acciones en escenarios sísmicos.

Ante la intensa actividad sísmica que se viene manifestando en Mérida, desde hace un mes exacto, las principales instituciones han buscado la forma de canalizar su participación con respecto a este escenario de riesgo. La iglesia, que mueve decenas de miles de creyentes en sus templos y es una gran comunicadora como institución, también se ha integrado a esta inquietud en la que la preocupación está dando paso a la acción.

Adelfo Solarte
adelfo.solarte@gmail.com


Varios aspectos se suman para hacer que el rol de la Iglesia, como institución, sea crucial en cuanto a fijar posición ante el impacto de los riesgos de desastres y de manera concreta, en este momento particular, en función del riesgo sísmico.
Para empezar, en Mérida la Iglesia es una institución fundamental, histórica y determinante en las relaciones sociales y en la definición de lo que pudiéramos llamar la personalidad social del merideño. Es una institución que configura de forma sustancial el hecho cultural de la región andina.
Esa presencia se traduce, ya de forma tangible, en la administración de alrededor de 750 templos repartidos en toda la geografía merideña, muchos de ellos verdaderas referencias arquitectónicas, históricas y patrimoniales. Se debe destacar que estas estructuras han sido históricamente afectadas, dado su diseño y otras variables  constructivas, por sismos de regular intensidad y por supuesto por los terremotos históricos de 1673-74, 1812, 1894, entre los más destacados.
Para todos los merideños ha sido referencial, como imagen icónica, la estructura de la torre de la iglesia de Chiguará, parcialmente dañada por el reciente sismo magnitud 5.1, del 7 de noviembre de este año.
Pero también la Iglesia, como institución, hace frente a una gran responsabilidad debido a que esos templos, y todos los espacios en los cuales la iglesia desarrolla su actividad religiosa y espiritual, frecuentemente se llenan de feligreses. Son cientos y en algunos momentos miles las personas que buscan cobijo espiritual en los espacios de la iglesia católica.
Ante esta realidad, el principal vocero de la iglesia en Mérida, Monseñor Baltazar Porras Cardozo, Arzobispo Metropolitano de Mérida, abrió las puertas del Palacio Arzobispal a un grupo de especialistas en gestión del riesgo, con la idea no sólo de orientar la participación de la arquidiócesis en estos momentos de intensa sismicidad, sino también en definir los aportes que pueden lograrse usando el potente musculo social de la iglesia.

Radiografía útil

El encuentro en el que Monseñor Baltazar Porras fungió de anfitrión, se efectuó en uno de los salones de reuniones del Palacio Arzobispal. Monseñor se hizo acompañar por los presbíteros Carlos Zambrano, Reinaldo Muñoz y el popular Padre Luis Enrique “Kike”. También se encontraba presente la investigadora Ana Hilda Duque, Directora del Archivo Arquidiócesano, experta en temas históricos vinculados a la iglesia.
Junto a ellos estuvieron como contraparte en el campo de la gestión de riesgos el físico Raúl Estévez, destacado sismólogo; el ingeniero Alejandro Liñayo, presidente del Centro de Investigación en Gestión Integral del Riesgo (Cigir), el ingeniero Pedro José Montilla, del Grupo de Investigación Sísmica de la Facultad de Ingeniería de la ULA, el ex rector de la ULA Genry Vargas y el periodista  Adelfo Solarte, coordinador general de la organización Comunicadores por la Gestión del Riesgo (ComRies).
En este encuentro destacó una resumida pero completa explicación de las características sísmicas de Mérida y una aproximación al actual escenario sísmico, aportada por el profesor Estévez.
Por su parte Alejandro Liñayo expuso algunas recomendaciones que desde su óptica pudiera asumir la iglesia, enfocadas algunas hacia medidas de prevención y mitigación entre las que destacan la de tomar muy en cuenta los elementos no estructurales ubicados en el interior de los templos para fijarlos con procedimientos sencillos que eviten que los mismos puedan caer sobre las personas. En otros casos se trata de acciones de respuesta, de acción ante un posible evento sísmico de gran magnitud y sus ulteriores consecuencias.
El ingeniero Pedro José Montilla mencionó que existen estudios que orientan sobre las condiciones estructurales de varios templos merideños, investigación que pudiera guiar acciones específicas de intervención en aquellos espacios más comprometidos ante un futuro terremoto.

Espíritu y acción

Monseñor Porras y el cuerpo de sacerdotes que lo acompañó en el encuentro, escucharon con suma atención las explicaciones, expectativas y recomendaciones de los especialistas. Agradeció la reunión y dejó abiertas las puertas para futuros encuentros.
De forma específica, Monseñor Porras, quien también es geógrafo e historiador y además presidente de Cáritas de Venezuela (una organización con  mucha trayectoria en el campo de la organización y respuesta ante desastres) aceptó revisar la información relativa al estado físico de los templos merideños, incluso se propuso la aplicación de alguna herramienta que permitiera hacer un diagnóstico inicial de posibles daños o debilidades estructurales.
También anunció la realización, durante la segunda semana de diciembre, de un nuevo encuentro con el clero, de tal forma de insistir en la integración de la iglesia y sus hombres y mujeres, a las iniciativas por mejorar las condiciones de Mérida ante escenarios de riesgos.


Una vista de la importante reunión encabezada por Monseñor Baltazar Porras Cardozo.

Atentos, los miembros del clero escucharon algunas recomendaciones de los especialistas.


Pastores y comunicadores

De los temas que fueron tratados y reiterados durante el encuentro entre Monseñor Baltazar Porras, como Arzobispo Metropolitano de Mérida, y el conjunto de especialistas en el área sísmica y de gestión de riesgos, resaltó el rol comunicacional de la iglesia, ya que los sacerdotes, ante su feligresía, no sólo cumplen una función espiritual, de guías, sino que ante la posibilidad de dirigirse frecuentemente a grandes auditorios, pueden contribuir a aportar información de calidad en temas como la sismicidad y sus consecuencias. Pueden ayudar a recordar las condiciones geológicas de Mérida e incluso a instruir de forma general sobre qué hacer en caso de presentarse un sismo de mayor magnitud en suelo merideño.



No hay comentarios:

Publicar un comentario