domingo, 20 de abril de 2014

Incendio en Valparaíso: cuando la solidaridad se vuelve incontrolable





El fuego que la semana pasada asoló a la región de Valparaíso (centro-oeste), ha sido el peor en la historia de esta ciudad. Las llamas dejaron 15 muertos, 2 mil 900 casas destruidas, 12 mil 500 familias damnificadas y una superficie quemada de más de mil 70  hectáreas.  La ayuda humanitaria excedió la capacidad de su manejo eficiente.


Valparaíso, ciudad Patrimonio de la Humanidad arrasada parcialmente por voraces incendios, debió devolver camiones con provisiones para afectados y dosificar la ayuda de miles de estudiantes que se lanzaron en masa a despejar los escombros.
Un comunicado naval dijo que las bodegas, “cuentan ya con gran cantidad de alimentos y ropa, y no les es posible recibir más ayuda”, y que en Valparaíso “sólo se permitirá el ingreso de vehículos que vengan con materiales de construcción”. El Estado ya entregó mil 500 toneladas de ayuda.
Miles de jóvenes trabajan durante extenuantes horas desde la semana pasada y ya despejaron los escombros que por las noches son recogidos por camiones. Ya hay terrenos listos para que se levanten las primeras casas de emergencia, de 18 metros cuadrados, donde miles de familias deberán pasar el invierno.
La solidaridad de los chilenos, que emerge cada vez que hay catástrofes, frente al incendio que afectó hace una semana a Valparaíso, a unos 120 kilómetros al noroeste, en esta ocasión se sobrepasó a sí misma.
Lo vivido por el puerto, fue descrito el domingo por el vocero oficial, ministro Alvaro Elizalde, “como el incendio urbano más grande de nuestra historia”.

Advirtió que se relocalizará a quienes vivían en lugares peligrosos, ofreciéndoles alternativas que puedan aceptar.
Elizalde afirmó que deben terminar las viviendas en zonas peligrosas, que reflejan que Chile, “es un país profundamente desigual” y que se crearán “las condiciones para que los frutos del progreso lleguen a todos”.

De  cerro  en cerro

Los incendios forestales, impulsados por los vientos, saltaron de cerro en cerro y arrasaron más de una decena de las 42 colinas que rodean unos pocos kilómetros de calles planas que corren a lo largo del mar, mataron 15 personas, incineraron 2 mil 900 viviendas de sectores pobres y de clase media, y dejaron 12 mil 500 damnificados. Las cifras aumentarán porque en algunos sitios había más de una familia y en algunas casas vivían más de un grupo familiar.
El gobierno de la presidenta Michelle Bachelet dictó el estado de excepción de catástrofe, que permitió mover dineros sin burocracia y dejó el cuidado y seguridad de los ciudadanos en manos de la policía y la armada.
La tragedia en parte se debe a que por décadas los gobiernos comunales dejaron florecer casas de material ligero entre los bosques y en las quebradas, cuyos fondos estaban convertidos en basurero, sin agua potable ni alcantarillado, apenas con electricidad.

Otro  más

El nuevo incendio que se declaró el pasado viernes en la comuna de Santo Domingo, a unos 100 kilómetros al sur de Valparaíso, seguía este fin de semana santo activo con varios focos, tras haber consumido más de 200 hectáreas, informó la Confederación Nacional Forestal (CONAF) de Chile.

Un total de 13 helicópteros, dos aviones Dromader y brigadas de bomberos y del CONAF llegados de varios puntos del país luchaban para que el incendio, que ya ha arrasado 200 hectáreas de pastizal y matorral, no llegara a las casas ubicadas en la cercanía del cruce La Manga-Bucalemu, en la comuna de Santo Domingo. / AP / www.lapatilla.com


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