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martes, 26 de mayo de 2015

Mérida: terremotos en cuatro tiempos



El terremoto de 1894 fue el último de los grandes ocurridos en suelo merideño. Este dato debería guiar las estrategias de acción presente.

Lo ocurrido cerca del mediodía del 25 de abril de este año en Nepal, conmocionó a buena parte de la humanidad. Un terremoto – magnitud 7.8 -nos recordó que la tierra suele moverse y que sus efectos sobre la superficie dependerán de cuántos hayamos invertido para reducir nuestra vulnerabilidad. Buena parte de esa enseñanza nos las da la historia. De los eventos pasados podemos aprender y tomar conciencia ante los retos del futuro. Mérida tiene que mirar al pasado cuando se trata de entender la real amenaza sísmica.

Adelfo Solarte


Por suerte los terremotos “grandes”, los destructivos, tanto en magnitud como en daños humanos y materiales causados, no suelen ser tan comunes. Pero cuando ocurren son contundentes en reiterar nuestra fragilidad sobre esta capa de tierra que habitamos, la cual, en escala, no es más que la cáscara de un huevo flotando sobre un mar de roca líquida.
Como ejemplo, allí está Nepal. El 25 de abril hubo un terremoto de magnitud 7.8 (algunos servicios geológicos lo midieron en 8.1) que, cerca del mediodía, estremeció ese remoto país y varias naciones cercanas.
El saldo, hasta este momento de mayo, un mes exacto del desastre nepalí, se refleja en 8 mil 617 muertos confirmados, 16 mil 808 heridos, 322 mil 975 personas sin hogar, 130 mil viviendas destruidas y la sorprendente cantidad de 8 millones cien mil personas con necesidad de asistencia humanitaria.
Un dato revelador de lo ocurrido en Nepal es que en el año 1934 ocurrió un terremoto que cobró la vida de 8 mil personas. Es decir, había un precedente concreto.
Los especialistas en sismología afirman que en una región donde en el pasado ha temblado “volverá a temblar”. Ese es un hecho comprobado. También advierten que esos futuros terremotos son un termómetro de la energía que podría esperarse en los venideros eventos. O lo que es lo mismo: si en el pasado hubo un terremoto magnitud 7, esa magnitud puede ser esperada también en el futuro.
En el caso de Mérida, la historia nos ha dejado evidencias claras de la ocurrencia de la menos cuatro terremotos que constituyen la clave para responder a las preguntas: ¿Habrá en el futuro un terremoto en Mérida?...Sí. ¿Puede ser de gran magnitud ese terremoto?... Sí.

Los cuatro grandes

Mencionaremos los cuatro terremotos que no deben faltar en una revisión histórica del pasado sísmico de Mérida como entidad (como estado).

TERREMOTO DE SAN BLAS

Con una magnitud estimada en 7.0, ocurrió a las 3:30 de la tarde del día 3 de febrero del año 1610 ¡Hace más de cuatro siglos! Por supuesto, dado el remoto pasado, los registros de este terremoto no son muchos desde el punto de vista científico e incluso técnico. La información histórica más impresionante del episodio se lee en una crónica de Fray Pedro Simón, quien pasó por la región año y medio después del suceso.
Este terremoto ocurrió el día de San Blas y entre sus efectos más impresionantes se puede comprobar – aún hoy – que movió un volumen de tierra estimado en 15 a 20 millones de metros cúbicos en el flanco sur del páramo de Mariño, cerca de Bailadores.  Hubo alrededor de 60 víctimas, una verdadera mortandad si se toma la escasísima población para ese entonces.

TERREMOTOS DE 1673-1674

Una verdadera tormenta sísmica se desarrolló en Mérida durante el mes de diciembre de 1973 y se prolongó durante el primer trimestre de 1974.
Para la profesora Edda Samudio, en su artículo científico “Conmoción en Mérida andina: los sismos de 1673-74” los sismos ocurridos en Mérida, pero sobre todo los de enero de 1674  “tuvieron especial significación en el deterioro de los paisajes merideños, tanto rural como urbano, contribuyendo al drástico retroceso de su economía y al deterioro del prestigio sociocultural que ostentaba la ciudad en el período señalado”.

EL TERREMOTO DEL JUEVES SANTO

En la obra investigativa de Jaime Laffaille y Carlos Ferrer el terremoto del 26 de marzo 1812 “es uno de los más controversiales de la historia sísmica de Venezuela y todavía, luego de muchos años de estudio, no se sabe a ciencia cierta que pasó realmente en aquellos lejanos días, ya que hubo diversos factores que distorsionaron los hechos relacionados con este evento”.
Más allá de las muchas dudas, sí está claro que el terremoto golpeó con fuerza a Mérida y causó daños severos en Mérida, Tabay y otras poblaciones. No parece que sea el mismo terremoto que afectó ese mismo día a Caracas, y en el que el propio Libertador fue protagonista.
La magnitud: 7.7 para el terremoto en la región de Caracas y una menor magnitud para el caso de Mérida.

EL GRAN TERREMOTO DE LOS ANDES

Según el investigador Emad Aboaasi El Nimer “la noche del 28 de abril de 1894, un movimiento telúrico sacudió al estado Mérida de manera tan intensa, que sus consecuencias devastadoras tuvieron secuelas en Táchira y Trujillo. La historia patria lo registra como el “gran terremoto de los Andes venezolanos”.
Los datos indican que este ha sido uno de los terremotos con mayor cantidad de víctimas fatales en Mérida ya que el registro dio cuenta de unas 342 personas que perdieron la vida y miles de heridos. La mayor cantidad de víctimas ocurrieron en el Santa Cruz de Mora y en general en la zona del Mocotíes.



Accidentes geográficos como el cerro de La Galera, en Tovar, son indicios de colosales eventos asociados al tema sísmico.


Con la gestión podemos


Siendo el escenario sísmico una posibilidad real para nuestra entidad,  hay que construir la Mérida presente y futura de cara a esa realidad geológica. La gestión integral de riesgos de desastres, como estrategia, puede servir de mucho para ajustar nuestra forma de desarrollo a una que se congenie con las condiciones del entorno, y que permita “gestionar” el riesgo sísmico, en este caso concreto.

domingo, 19 de abril de 2015

YA NOS PASÓ / El epicentro del Gran Terremoto de Los Andes se ubicó en Chiguará


Chiguará fue una de las poblaciones que más sintió el sismo. / Foto: Cortesía pueblosdevenezuela.com

El próximo 28 de abril Mérida recordará el aniversario número 121 del llamado Gran Terremoto de Los Andes, ocurrido en el año 1894.

Según los estudios que se han efectuado en torno a este importante acontecimiento histórico, el terremoto del 28 de abril de 1894 puede considerarse uno de los más intensos ocurridos en suelo venezolano ya que la magnitud estimada fue de 7.0.

El epicentro se ubicó en el pueblo de Chiguará, una localidad ubicada a 40 kilómetros de la ciudad de Mérida. Allí los daños fueron cuantiosos pero el movimiento telúrico también afectó a otras 15 poblaciones importantes en el resto del estado y región.

El número de víctimas se estimó en 350, lo cual coloca a este evento como uno de los más letales en la historia venezolana.

Ese 28 de abril de 1894, a tempranas horas de la noche, los merideños de diversas partes de la entidad comenzaron a notar extraños comportamientos en los animales, tales como el movimiento nocturno de gran cantidad de serpientes, aves dejando sus nidos y volando lejos en horas de la noche, entre otros comportamientos que fueron documentados con curiosidad, por los periodistas e historiadores. Luego, antes de las 10:15 pm de la noche, el sismo azotó el estado.

Ya nos pasó… nos puede volver a pasar.




lunes, 30 de julio de 2012

El terremoto que nos marcó



"La noche del 28 de abril de 1894, marcó profundamente la historia del estado Mérida e incluso del país. Un fuerte movimiento telúrico, considerado el de mayor importancia sísmica de Venezuela, despertó a los ciudadanos que dormían placenteramente luego de una fuerte jornada de trabajo".

Así escribía la periodista Mariangel Garcés, del Diario de Los Andes, su crónica sobre el Gran Terremoto que asoló a Mérida, Tovar, Santa Cruz, Lagunillas, Zea, Chiguará y otras poblaciones de la entidad. Como ella, cada año lo hacen otros cronistas, periodistas, especialistas. Cada año recordamos.


Todos los años, desde hace 116, vemos hacia atrás. Nos damos, los merideños, un rato para escrutar aquel momento incómodo y duro de nuestra historia y preguntarnos si hemos hecho algo - o pensamos hacerlo - para enfrentar una nueva situación como la que hizo despertar en medio del terror a nuestros antecesores urbanos allá en el lejano 1894.


Tenemos en contra el tiempo: según expertos como el doctor Raúl Estévez, uno de los más reconocidos especialistas en temas sísmico de Venezuela y de Latinoamérica, hay algunas verdades que, a propósito de la fecha de hoy, no podemos dejar de mencionar: "Es totalmente cierto que en Mérida volverá a temblar con una intensidad igual o superior que la de 1894".


Jaime Lafaille se suma al coro de voces de expertos que agregan más leña al fuego de nuestra conciencia: "Nos falta mucho para interiorizar que tenemos una amenaza real y que en cualquier momento se mostrará".


Fue duro...


"Las 319 víctimas fatales del terremoto, sacudieron al país entero. Para la época, la cifra de habitantes de la entidad era de 77 mil 998 personas, de acuerdo al tercer censo realizado el año de la tragedia y publicado en el Obalo para Los Andes, del 23 de mayo de 1894 en la página 26".


En el Correo de la Sierra, del 23 de mayo de 1894 se publicó la lista de las víctimas por poblado: en Chiguará 9 decesos, en Lagunillas 21, Mesa de Bolívar 51, Santa Cruz de Mora 115, Zea 69, Mérida 4 y Tovar 50.


Dios no es el malo


Algunos merideños, tras el terremoto de 1894, creían con intensidad y certeza que ese Apocalipsis andino que los arropó en la noche del 28 de abril fue un "castigo de Dios".


En realidad, un Don Tulio Febres Cordero acucioso, aunque respetuoso de las creencias religiosas, entendió que el malo de la partida no era Dios o sus santas iras. Que Mérida posee condiciones que la hacen sísmica, propensa a los terremotos. Esa verdad ha sido develada. Por alguna razón, parece que todavía buscamos echarle la culpa de lo que nos pueda pasar a alguien más allá de este mundo.