lunes, 7 de diciembre de 2015

CUMPLE UN MES / Tormenta Sísmica de Mérida se mantiene activa

El gráfico muestra la actividad sísmica venezolana durante el pasado mes de noviembre de 2015. Con 243 eventos registrados,  superiores  a magnitud  2.5, fue sin duda uno de los meses de mayor incidencia telúrica de las últimas décadas. Casi un  92% de los sismos mostrados ocurrieron en suelo merideño. / Fuente: Funvisis

No se ha apagado.  Como para que los andinos, y merideños en especial, no se olvidaran del canto telúrico que se registra bajo sus pies, este lunes 7 de diciembre volvió a temblar. La magnitud fue modesta, un 3.4, pero lo suficiente notoria para advertir  que la llamada tormenta sísmica no tiene una fecha establecida para dejar en calma ese pedazo de suelo equidistante entre Mérida y El Vigía.

Los registros que en tiempo real llevan los técnicos de Funvisis  hablan de un noviembre con un protagonismo telúrico merideño sin rivales.  Sólo el aún más sísmico estado Sucre mostró una actividad que durante los dos últimos días de noviembre logró que la gente moviera los ojos del mapa de Mérida hacia el oriente venezolano.

Pero diciembre ha reconfirmado que la llamada Tormenta Sísmica de Mérida sigue activa.Tal vez muy activa.

Las mediciones hablan: 20 de los 23 sismos registrados por Funvisis durante la primera semana de diciembre (del 1ro al 7 de diciembre) corresponden al estado Mérida y se ubican en las inmediaciones del municipio Sucre, siempre cerca de la población de Lagunillas,  comunidad que para los expertos dio nombre a los dos sismos de magnitud 5.1 que estremecieron la geografía merideña el 7 y el 22 de noviembre, respectivamente.

Durante noviembre, a la par de los sismos, ha habido, ya sobre la tierra, otro concierto: esta vez el de los expertos quienes invitados por entes de gobierno, centros educativos, gremios y distintas organizaciones e instituciones, han intentado aclarar lo que ocurre con el actual episodio sísmico y sus repercusiones.

Lo más destacado (y en ello concuerdan especialista como José Choy yRaúl Estévez) es que la gran actividad sísmica que se registra no es un hecho novedoso en suelo merideño (ha habido otras en el pasado). También los sismólogos han dejado en  claro que no existe una relación exacta, digamos matemática, entre un período de tormenta sísmica y el advenimiento de un terremoto. Dicho esto, siempre subrayan que dada la probabilística sísmica, las llamadas anomalías, como la que acontece en este momento, deben ser monitoreadas y seguidas muy de cerca, ya que siempre queda la posibilidad, debido en este caso al historial telúrico de la región, que pueda sobrevenir un sismo de mayor magnitud a lo que hasta ahora nos ha mostrado la falla de Boconó, responsable de la inquietud del suelo.

Nadie sabe cuándo terminará la tormenta sísmica. Pareciera que en principio sería un asunto de semanas, un evento confinado a noviembre. Pero esta actividad sísmica ha tenido, por decirlo de alguna manera, su “personalidad”, distinta a las anteriores.  Y eso llama la atención de los científicos. Tanto que el olor de diciembre y la Navidad no los hará apartar la mirada de lo que ocurre cerca de Lagunillas. La tierra decidirá cuándo dar un bostezo y volverse a dormir.




La tormenta sísmica de Mérida sigue activa: incluso este siete de diciembre se registró un nuevo temblor magnitud 3.4, tal como muestra la ficha técnica de Funvisis.



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