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domingo, 27 de septiembre de 2015

CIFRAS 2014 / Casi 9 de cada 10 desastres se relacionan con el clima


Son datos de la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR) organización que estima que en 2014, las pérdidas económicas por desastres ascendieron a 99 mil 200 millones de dólares, muy por debajo de la media anual de la última década, que ascendió a 147.000 millones.

La impresionante cifra de 15 millones de personas sufrieron algún tipo de efectos negativos debido a las inundaciones en Pakistán de 2014.

El 87 por ciento de los desastres de origen natural ocurridos en el mundo en el pasado año 2014 estuvieron relacionados con el clima, según el último Informe Mundial sobre Desastres publicado la semana pasada por la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR).
Según el recuento del Centro de Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres (CRED), incluido en el informe, el año pasado se registraron 317 desastres de origen natural que afectaron a 94 países.
El 87 por ciento de ellos estuvo relacionado con el clima, "con lo que se mantiene la tendencia de los últimos 20 años de que los desastres relacionados con el clima superan a aquellos de origen geofísico en los 10 países más afectados por desastres del mundo", revela el informe de la FICR.

Lo que viene

"Hay pocas dudas respecto de que el cambio climático conducirá a un aumento de la frecuencia y la gravedad de los peligros y de las personas expuestas a ellos", recuerda el informe.
El 49 por ciento de todos los desastres de 2014 fueron inundaciones y deslizamientos de tierras. Entre los desastres más graves se contaron las inundaciones en India, Pakistán y los Balcanes.
Las inundaciones y deslizamientos de tierra fueron responsables del 63 por ciento del número total de muertes relacionadas con desastres y del 34 por ciento del número total de afectados. La sequía fue la responsable del 39 por ciento del total de personas afectadas por desastres.
Se estima que en 2014 resultaron afectadas por desastres cerca de 107 millones de personas y que de ellas 8.186 murieron.
El número de desastres naturales en 2014 fue el más bajo de la década, un 17 por ciento por debajo de la media. El 48 por ciento de los desastres de 2014 ocurrió en Asia, con más del 85 por ciento de los muertos y el 86 por ciento de los afectados en todo el mundo. Ese repunte asiático se debió al hecho de que no sólo se produjeron más desastres, sino que la tasa de mortalidad en América bajó hasta el 8 por ciento, cuando la media en la última década había sido del 25 por ciento.
China fue el país más afectado por desastres. Las sequías, tormentas e inundaciones afectaron a más de 58 millones de personas, y sólo el terremoto de agosto de 2014 se cobró la vida de 731 personas. Además de los desastres naturales, el informe también recoge los datos de los desastres de origen tecnológico, que en 2014 causaron 5.884 muertes.
El 74 por ciento de las muertes debidas a desastres de origen tecnológico se deben a accidentes de transporte. El desastre tecnológico más grave de 2014 fue el hundimiento del ferry Sewol, en Corea del Sur, que mató a 304 personas.
Se estima que en 2014, las pérdidas económicas por desastres ascendieron a 99.200 millones de dólares, muy por debajo de la media anual de la última década, que ascendió a 147.000 millones./ El material de este artículo fue tomado del sitio original: http://www.elespectador.com/noticias/medio-ambiente/87-de-los-desastres-naturales-2014-estuvieron-relaciona-articulo-588775 - Del cual es propiedad.




El desastre tecnológico más grave de 2014 fue el hundimiento del ferry Sewol, en Corea del Sur, que mató a 304 personas.


Más vidas se salvaron


Un dato de gran interés es que 2014 terminó con una de las bajas más notorias en cuanto a muertes en los últimos años. En efecto, la tasa de mortalidad en los desastres ocurridos en 2014 fue un 90 por ciento menor a la media de la pasada década. De hecho, 2014 fue el año con la menor tasa de mortalidad desde 1986.

domingo, 30 de marzo de 2014

El saber ancestral sigue siendo útil como instrumento de prevención

Las sequías, heladas y granizadas azotan las montañas bolivianas mientras que inundan las tierras bajas, lo que genera pérdidas anuales que superan los 150 millones de dólares, según cifras oficiales. Los aportes culturales se congenian con  la tecnología  para intentar entender un clima cambiante   y  que impone  fuertes desafíos.




Durante siglos, los agricultores de Cutusuma, Bolivia, un frágil ecosistema, andino han observado el comportamiento de plantas y animales para saber qué cultivos sembrar y cuándo.
Cada 18 de marzo, por ejemplo, el agricultor Francisco Condori observa la dirección del viento y las nubes. Si es ventarrón y viene del este, habrá helada; si es viento suave, se atrasará la helada. Si al final del verano los juncos lucen secos, quiere decir que se viene una sequía.
Pero dado que el comportamiento del clima es cada vez más errático, hecho que los científicos atribuyen al calentamiento global, estos métodos ancestrales son cada vez menos fiables y podrían arruinar los cultivos.
Aun así, los agricultores locales confían en esas señales y algunos como Condori las complementan con instrumentos meteorológicos. Incluso, el gobierno está recuperando esos saberes ancestrales en un país que no cuenta con suficientes estaciones meteorológicas y ha incorporado las observaciones al sistema integral de información agroclimática.
"Me guío por esos indicadores naturales y me está yendo bien", dice Condori. Para comprobarlo, basta ver los rebosantes cultivos de papa en floración que pintan de verde el paisaje del altiplano a orillas del lago Titicaca, cerca de La Paz.
La comunidad, además, hace ofrendas a la Pachamama (Madre Tierra) para calmar la ira del clima y pedir por una buena producción.
En el altiplano y los valles andinos la agricultura todavía es tradicional. Los campesinos surcan la tierra con bueyes, algunos con tractor para cultivar papa, quinua y haba para el mercado local. Las sequías, heladas y granizadas azotan la montaña mientras que inundan las tierras bajas, lo que genera pérdidas anuales que superan los 150 millones de dólares, según cifras oficiales.
Científicos que estudian los efectos del cambio climático sobre el comportamiento animal dicen que está alterando los patrones de hibernación y migración, y obliga a algunos animales a moverse a zonas de mayor altitud porque sus hábitats tradicionales se han calentado.

El ritual se impone

Cada 3 de mayo, Condori escudriña en el cielo la Cruz del Sur: si aparece luminosa y en el mismo sitio del año previo, iniciará la siembra en el mismo mes y en la misma parcela del año anterior. Si no aparece la constelación, será mejor cultivar otro lugar, dice.
En septiembre observa dónde anida un ave plomiza llamada leque leque. Si pone huevos en la cresta del surco habrá lluvia, pero si empolla en la ranura baja será un año seco. Por las manchas en el huevo, Condori cree adivinar si será mejor sembrar papa o quinua. "Las manchas grandes son para la papa, los puntitos pequeños son quinua", asegura.
Pero el comportamiento del ave se ha vuelto errático. Unas empollan encima, otros debajo. Quiere decir, según Condori, que al iniciar la siembra habrá lluvia y que después se perderá.
Más sorprendente es el qiri qiri, un pequeño pájaro de la familia de los cernícalos, que anida en juncos a orillas del Titicaca. Por la altura del nido los campesinos predicen cuántos centímetros crecerá el lago y si habrá mucha o poca lluvia.
"Para este año construyó el nido a 40 centímetros del nivel del lago, pero después lo deshizo, subió a 50 y cuando estaba por terminar otra vez deshizo el nido y finalmente subió a 75 centímetros. Sabíamos que llovería bastante", afirma Condori.
Si las lluvias se anuncian abundantes, sembrarán papa, si se anticipa seco optarán por quinua, que requiere menos agua y usarán bosta como abono para que actúe como esponja y retenga la humedad.
Para dar mayor certeza a sus pronósticos, combinan varios indicadores y comparten sus observaciones con comunidades vecinas antes de planear la próxima siembra. / Autor: Carlos Valdez /Agencia  AP