jueves, 1 de octubre de 2015

MÉRIDA / Con medidas artesanales la organización comunitaria está alerta ante los desastres

Varias vallas y carteles dan cuenta del proyecto en varias comunidades del páramo merideño.

Con base en el rescate de las prácticas ancestrales de ayuda vecinal y conservacionismo, denominadas “cayapas” y   “limpias, y con el objetivo de fortalecer la capacidad de respuesta comunitaria ante posibles crecidas y movimientos de masa destructivos, la Asociación Civil “Geografía Viva” y las organizaciones escolares denominadas “Centros de Ciencia, Tecnología y Educación Ambiental”, adoptaron medidas artesanales comunitarias de prevención, en beneficio de 3000 habitantes de la cuenca alta del Río Chama en Mérida, Venezuela.
Esta es una zona muy sísmica situada en la traza de falla de Boconó, una de las principales de Venezuela, expuesta  también a un número creciente de nevadas que  han  generado procesos con crecidas y aludes torrenciales.  Tan solo en el 2005,  2007, 2009, 2013, se presentaron crecidas y aludes torrenciales que afectaron seriamente las quebradas El Desecho, La Cañada y el Rio Chama y la quebrada La Cañada.
El proyecto desarrollado entre 2009 y 2013 por los Consejos Comunales locales Apartaderos, La Asomada, Puerto Nuevo y La Mucuchache; así como por estudiantes del Servicio Comunitario de la Escuela de Geografía de la Universidad de Los Andes-ULA- y los Comités de Riego existentes en dichas localidades; incluyó la instalación de 4 sistemas Artesanales de Alerta Temprana de bajo costo -funcionan con componentes electrónicos de vehículos- y 3 Sistemas de Testigos de Monitoreo de Vertientes construidos con cabillas  alineadas con GPS.
La  comunidad también se organizó para una posible evacuación en caso de sucederse crecidas con potencial destructivo y tiene planes para manejar situaciones críticas en caso de no recibir ayuda por parte de las autoridades en menos de 72 horas. Asimismo, cuenta con señalizaciones de áreas de concentración y rutas de evacuación en caso de sucederse ese tipo de crecidas, al tiempo que mantiene comisiones comunitarias y escolares que se encargan de realizar simulacros periódicos de desalojo.
Cabe resaltar que pese al desafío que supuso involucrar a las autoridades locales para emprender algunas obras que no pueden ser acometidos por los vecinos, de acuerdo con las metas previstas, la participación comunitaria se ha mantenido por encima del 65% de la población, lo que supone un nivel de sostenibilidad elevado del proyecto, que entre otros logros, ha propiciado el uso de técnicas artesanales y tecnología popular para diseñar los sistemas de alerta y monitoreo, así como el uso de técnicas de mapeo con participación significativa de la comunidad.

El financiamiento del proyecto fue posible gracias al Programa de Pequeñas Donaciones del FMAM-PNUD ya la Fundación  TalithaKoum de Bélgica,  así como de la Fundación para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología del Estado  Mérida- FUNDACITE-Mérida- adscrita al Ministerio del Poder Popular para la Ciencia, Tecnología e Innovación.

La información en su fuente original aparece en:

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